A principios del mes de julio, el día 7 concretamente, leí en The Wall Street Journal un excelente artículo bajo el título de La represión de la libertad de expresión en Europa se extiende por todas partes. Es evidente que textos como este no es frecuente que se escriban por aquí, por eso le presté especial atención. Leía que Lucy Connolly, una niñera de Inglaterra, lleva más de 330 días en la cárcel por un mensaje que publicó en X. Tres niñas de la ciudad de Southport habían sido asesinadas por un hombre con un cuchillo, Connolly envió, enfadada, un mensaje solicitando deportación masiva ya, unas horas después, tras calmarse, borró la publicación. Connolly fue condenada a 31 meses de prisión por publicar material que incitaba al odio racial.

Comenta WSJ que si bien la Primera Enmienda de Estados Unidos estipula que el Congreso «no promulgará ninguna ley» que restrinja la libertad de expresión, y el discurso de odio generalmente está protegido, los gobiernos europeos piensan de otro modo.

En Francia, una mujer pasó 23 horas detenida por hacerle una señal obscena al presidente Macron. Después, fue absuelta cuando argumentó que había señalado con el dedo al aire y no directamente al presidente.........

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