Narrar desde el borde
Por: Gerald Rodriguez Noriega
Leer Guacamaya Love y el son de los mojados es entrar a una literatura que no pide permiso a los centros, sino que se planta en los bordes y desde allí reescribe qué cuenta, cómo lo cuenta y a quién le concede voz. La apuesta de Álvaro Ique no consiste en “representar” la marginalidad desde fuera, sino en producir una lengua que brota de sus ritmos, sus cortes, sus silencios y sus violencias; una lengua que discute con el canon sin solemnidad y con una lucidez amarga. Esa decisión estética y política coloca su libro en diálogo con otras poéticas de lo marginal —Arlt/Correas, Puig, Bukowski, Pasolini— y permite preguntarnos por la marginalidad no como etiqueta sociológica, sino como posición de enunciación, como cartografía sensible y como ética del mirar.
En Ique, la marginalidad no es una ornamentación temática ni un decorado exótico; es el motor de la escritura. Guacamaya Love se sabe “máquina de lenguaje”: oralidad, jerga, spanglish, refranes, sintaxis quebrada, acumulación y digresión para pelearle al “monopolio del sentido” de lo literario hegemónico; una verdadera “escritura de combate” en el sentido barthesiano, que subvierte el contrato tácito de lo “bien dicho” y convierte la respiración del habla en arquitectura del texto. Esta elección enlaza con una idea fuerte en los estudios de ciudad y cultura: lo marginal no es sustancia fija ni rasgo “natural” de un grupo, sino un lugar relativo dentro de un campo de normas—un “deber ser”—desde el que ciertas prácticas y afectos son marcados como desviados. La marginalidad, subraya la crítica, es “multidimensional”, graduada e históricamente mudable; en autores como Bukowski no proviene de “prácticas tradicionales”, sino de actitudes, valores y formas de vida que no calzan con los modelos dominantes.
El libro dibuja una geografía quebrada: Iquitos, Cuneccia Tropical, Fort Myers; “pre-historias” personales y zonas de tránsito donde la pertenencia se deshace. La sensación de exilio es doble (geográfica y afectiva): volver es imposible y, por lo mismo, el desapego deviene........
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