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Esta Europa, no

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19.03.2024

Entre el 6 y el 9 de junio tendrán lugar las elecciones al Parlamento Europeo, la única institución genuinamente democrática en el entramado institucional comunitario; sus integrantes los elige directamente la ciudadanía, el resto son de naturaleza intergubernamental. Un buen momento para pensar los retos a los que se enfrenta la Unión Europea (UE) y, diría más, el conjunto del planeta.

Lo primero que hay que desmontar es la falacia –que a fuerza de ser repetida una y otra vez no la convierte en verdadera– de que reforzar la integración económica, consumando un proceso de largo recorrido que empezó mucho antes de la implantación de la moneda única, es beneficioso para todos, especialmente para las economías más rezagadas y para los colectivos más desfavorecidos. Desde esta perspectiva, la convergencia habría sido el motor y el resultado de la construcción europea.

No ha sido así. La Europa realmente existente, la que debería estar en el epicentro de todos los debates, nada tiene que ver con esa visión idealizada y, por lo tanto, falsa. Las divergencias entre las economías y las regiones, entre las del centro y las periferias, y las desigualdades de renta y riqueza se han mantenido en niveles elevados o incluso se han recrudecido.

El estallido de la pandemia y la gestión que de la misma hicieron las instituciones comunitarias pusieron de manifiesto las vulnerabilidades asociadas a la globalización de los mercados, de cuyos beneficios la UE había hecho bandera; asimismo, unos servicios públicos frágiles –especialmente el relativo a la sanidad– tuvieron que enfrentar la enfermedad y las dramáticas consecuencias de la misma con una evidente escasez de medios, materiales y humanos, escasez que no cayó del cielo, sino que era el resultado de las políticas austeritarias y privatizadoras aplicadas con especial dureza a partir del crack financiero de 2008; y, en fin, quedó muy clara la creciente penetración de las instituciones comunitarias por las grandes corporaciones, que impusieron e imponen sus designios, convirtiendo la angustia y las perentorias........

© La Marea


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