Trump, “fascismo” y otras ideas erróneas
1. Dado que hoy en día los afanes de tildar y/o teorizar a Donald Trump y al trumpismo −junto con la demás extrema derecha− como “fascismo” dependen en buena parte de una serie de bien proliferadas y arraigadas, sobre sobre todo en el centro liberal, ideas erróneas respecto a la relación histórica del fascismo con la democracia y la sociedad civil, sólo una revisión integral y la reconceptualización de ella será capaz de revelar los límites e incluso peligros de este tipo de enfoque. Más que una cuestión de “ortodoxia teórica”, es un asunto de precisión analítica y −aún más urgentemente− de la estrategia y la eficacia política.
2. Esta, en la práctica y desde hace varios años, es la posición de Dylan Riley, sociólogo estadunidense, profesor de la Universidad de California, Berkeley, que en su negativa de conceptualizar a Trump como “fascismo” −y proponiendo, en cambio, el marco de neobonapartismo como más adecuado para su comprensión (t.ly/71ybV)−, apunta al hecho de que, contrario a la doxa liberal, el fascismo no surgió en condiciones de una “anomia”, sino ebullición de la sociedad civil y que, igualmente contrario a ella, uno de sus objetivos no ha sido la “destrucción” de la democracia, sino la edificación de un nuevo sistema de representación en oposición al modelo liberal.
3. Tras señalar ciertas diferencias entre los regímenes de Trump 1.0 y Trump 2.0 −y proponer de manera un poco controvertida la figura de la........
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