Astillero
México está en un nada embozado proceso de mayor ensamblaje a los planes estratégicos y las necesidades operativas de Estados Unidos.
Tal articulación tiene como contexto las presiones y amenazas del gobierno de Donald Trump, pero igualmente está resultando funcional a los intereses de la corriente política en el poder (en particular para la presidenta Claudia Sheinbaum, no para su antecesor, Andrés Manuel López Obrador) y para el segmento empresarial mexicano y extranjero que tiene a la vista condiciones muy ventajosas de inversión incentivada.
Un ejemplo, casi diríase que escandaloso, de ese acoplamiento a los dictados de Washington, está a la vista en cuanto a los productos chinos que ahora estarán sujetos a aranceles que van del 10 al 50 por ciento. Ayer, la Cámara de Comercio y Tecnología México-China expresó fundada preocupación por la afectación a mil 400 fracciones arancelarias de productos originarios de Asia.
No es ocioso recordar el extendido implante social que en nuestro país tienen ese tipo de productos, sobre todo en textiles, calzado, papel y electrodomésticos. Y,........
© La Jornada
