¿Y si gana Trump?
En cualquier caso, será (incluso) más duro que en su primer mandato. En 2016 Donald Trump era todavía un absoluto outsider, alguien al margen de la clase dirigente, sin experiencia de gobierno, sin un plan detallado y sin una red de apoyo en Washington o dentro del partido republicano. Los altos cargos y legisladores de la corriente de derecha de su partido frenaron sus ambiciones más agresivas.
Mientras tanto ha rehecho totalmente a su imagen el aparato del partido. Esta vez tiene un plan bien elaborado y podrá confiar en un grupo de partidarios experimentados y muy leales.
Ofrecemos un panorama de los acontecimientos que son de temer.
En el ámbito interno
1. Toma de poder
Trump quiere poder gobernar sin ser molestado y limitar cualquier resistencia por parte del aparato estatal, para lo que quiere purgar las más altas esferas de dicho aparato. Tiene previsto despedir a unos 50.000 funcionarios y exigir a todos los empleados federales una prueba de lealtad.
Los altos cargos del Pentágono temen que Trump nombre a personas aún más autoritarias para los puestos más altos del servicio de inteligencia y del ejército, y que incluso trate de poner a los oficiales de menor rango del ejército favorables a Trump en contra de los altos mandos. Trump ya se había pronunciado en el pasado a favor de utilizar a las tropas contra alborotadores o manifestantes.
Como ocurrió en su primer mandato, nombrará a la mayor cantidad posible de jueces complacientes. Quiere controlar las agencias independientes y tiene intención de suprimir las subvenciones en caso necesario.
2. Culto a la violencia
Trump es la personificación de la impunidad con los 91 cargos criminales que hay contra él. Su lenguaje brutal y provocador fomenta un culto a la violencia. En 2016 afirmó: «Aunque me detuviera en medio de la Quinta Avenida y disparara a alguien, no perdería votantes».
Sus ideas de extrema derecha encuentran eco en una base de apoyo radicalizada. Actualmente uno de cada cinco ciudadanos estadounidenses cree que la violencia puede ser necesaria para volver a encarrilar al país. Las milicias armadas tuvieron cada vez más presencia en su primer mandato. Actualmente hay cientos de grupos paramilitares activos en EEUU, algunos de ellos fuertemente armados. En total cuentan con unos 50.000 miembros. En el último año de su mandato hubo unos 500 incidentes de intimidación o de violencia provocados por civiles armados, en su mayoría supremacistas blancos y otros extremistas de derecha. La mitad de esa violencia fue contra personas que se manifestaban, lo que recuerda a las bandas fascistas de la década de 1930.
Si Trump resulta reelegido, estas milicias se sentirán empoderadas y se harán oír aún más. La violencia a gran escala es inminente. Ciertamente, lo que falta no son armas: hay aproximadamente 44 millones de rifles militares semiautomáticos del tipo del que salió el disparo contra Trump el sábado pasado.
Es sabido que la policía estadounidense tiene un largo historial de ayudar a neonazis y a extremistas de derecha. Además, Trump ha anunciado que en el futuro pretende servirse del ejército contra manifestantes y contra inmigrantes. También está considerando movilizar a las tropas federal en ciudades controladas por los demócratas.
3. Persecución de sus oponentes
Trump afirma que si resulta elegido este otoño, está dispuesto a procesar a sus enemigos políticos. Piensa en Hillary Clinton o Joe........
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