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Obligatoria lectura

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05.04.2024

Todo cuanto usted lea, escriba, hable, grabe, fotografíe o comunique en un dispositivo informático irá con seguridad a parar a alguna agencia de seguridad de EEUU o de sus cómplices. Lo mismo ocurrirá con sus propios datos, con los de sus seres queridos y sus destinatarios, con la información de sobre todo lo que usted posea, use, compre, alquile, consuma, tome en préstamo, deseche o meramente desee al extremo de preguntar su precio o inquirir información. Igual pasará con su viajes, infracciones o contravenciones: todo será registrado y preservado incluso hasta después de que usted lo haya olvidado o muera, para uso exclusivo de agencias de vigilancia o monopolios.

Tal es la conclusión de Edward Snowden, en su escalofriante libro Vigilancia Permanente, (Editorial Planeta, 2019) memoria de su accidentado paso como voluntario por el Ejército estadounidense, contratado por la Central Intelligence Agency (CIA) y la National Security Agency (NSA) y exiliado perpetuo en Rusia para escapar de la persecución de sus antiguos colegas.

¿Cómo pasa un más o menos ingenuo hacker adolescente de contratado de agencias de espionaje a prófugo de casi todas las policías políticas del mundo? El proceso es paralelo al de degradación de la World Wide Web, red milagrosa que ponía al alcance de cualquiera todo el conocimiento del mundo y posibilitaba el trabajo y la organización a distancia, la cual fue rebajada a lúgubre instrumento de espionaje al servicio de gobiernos a su vez inmunes a toda investigación. El aforismo de Marshall McLuhan reza que «el medio es el mensaje».

Pronto la propiedad masiva sobre los medios influiría ciertamente sobre su contenido. Como señala Snowden, «Los cables, los satélites, los servidores, las torres… Tanta infraestructura de internet está bajo control estadounidense que más del 90 por ciento del tráfico mundial de internet pasa por tecnologías de cuyo desarrollo, propiedad y funcionamiento son responsables el Gobierno estadounidense y negocios estadounidenses, en su mayoría emplazados físicamente en territorio de EEUU. (…) Lo que estoy definiendo como fundamentalmente estadounidense no es solo la infraestructura de internet, sino........

© La Haine


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