G-20: saludos a la bandera
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Se supone que todos los seres humanos son iguales en derechos: todos los países también deberían serlo. Pero algunos se consideran más iguales que otros y rehúyen el voto democrático de las grandes organizaciones internacionales, como el de los 191 países que en la ONU condenan el bloqueo a Cuba o el de los 15 miembros del Consejo de Seguridad que exigen el alto al fuego en Gaza.
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A fin de evitar que muchas manos pongan morado el caldo de la hegemonía, se reservan la administración de todo el planeta clubes de los países más ricos, como el G-7 o el G-20. Los miembros originarios de este último fueron elegidos arbitrariamente por un comité de funcionarios, y se oponen enérgicamente a la inclusión de nuevos integrantes. Para equilibrar estas camarillas exclusivas y excluyentes, el mundo multipolar crea el BRICS , pero cada uno de sus fundadores puede a su vez ejercer el veto unilateral contra posibles nuevos miembros. Como reza la Ley de Hierro de las oligarquías de Robert Michels, el poder tiende a concentrarse en un número cada vez menor de manos.
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Afirmó Groucho Marx que no le interesaba ingresar a un club que lo aceptara como miembro. Basta hojear los integrantes del G-20 para calificarlo. Alemania, Canadá, EEUU, Francia, Italia, Japón, y el Reino Unido son además miembros del G-7, el excluyente bloque de los que fueran países más ricos. Sólo cinco afiliados (Arabia Saudita, Argentina, Brasil, México e Indonesia) están en vías de desarrollo, pero poseen inmensos recursos naturales. Apenas dos (China y la Federación Rusa) se desarrollaron revolucionariamente en pugna con el capitalismo. Cinco (Brasil, China, Rusia, India y Suráfrica) son también........
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