Libertarianismo y la ley de la selva
Interrogada sobre el impacto que sus duras políticas de restructuración neoliberal tendrían sobre la sociedad, Margaret Thatcher, la ídola de Javier Milei, ofreció una respuesta notable por su radicalidad. «La sociedad no existe», dijo desafiante ante el asombro de la periodista. «Hay hombres y mujeres individuales, y hay familias. Y la gente tiene que preocuparse primero que nada de sí misma».
Al responder de esta manera, Thatcher develó el secreto que muy pocos teóricos libertarios están dispuestos a revelar: la reafirmación de una concepción atomística de la sociedad que, en la vida práctica de un Gobierno, equivale a la destrucción de todas las mediaciones institucionales y estatales que permita aventar el riesgo hobessiano de una sociedad en donde hombres y mujeres se convierten en lobos que se devoran entre sí.
Tal cosa sería la concreción histórica de un contractualismo radical concebido en clave hiperindividualista y egoísta cuyo desenlace no puede ser otro que la........
© La Haine
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