Rehenes de la mentira
De las grandes mentiras de la humanidad, me molestan de forma especial dos. Eso de que una imagen vale más que mil palabras, y aquella de que el nacionalismo vasco —como el catalán o el gallego— puede ser moderado o radical, incluso que es una ideología respetable como cualquier otra. No, no todas las ideologías son respetables, pero menos lo son cuando se apoyan sobre falsedades colosales.
El caso del nacionalismo vasco es terrorífico, tanto como su inusitado éxito propagandístico en las provincias vascongadas. Desde Vizcaya, donde fue parida la gran patraña por el hoy admirado y blanqueado Sabino Arana, hubo de extenderse a Guipúzcoa y Álava, provincias que no se habían enterado de sus milenarios orígenes, hasta llegar a Navarra.
La locura nacionalista vasca ha logrado hacer creer a buena parte de la sociedad española que los vascos son un pueblo aparte por encima del resto del mundo, pero sobre todo del español. Tanto, que hasta el Partido Popular ha hecho suya la idea de que los vascos no son superiores, sino diferentes. Es decir, que son........
© La Gaceta
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