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Encauzar la poesía que somos y no el poder que buscamos

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09.08.2025

El comportamiento de la ciudadanía es plenamente humano, cuando el propio ser vive de la comunión conjunta de latidos en un poema perfecto, enraizado en el amor para conjugarlo con el amar, como única fuerza que nos reconstruye hacia lo bueno y la bondad.

Nuestra esperanza está, precisamente, en esa fraternización donante. Solo una humanidad en la que reine este espíritu de entrega, podrá gozar de una paz auténtica y duradera. Ciertamente, la vida son dimensiones poéticas, que han de confluir en una mística desposeída de pertenencias, haciéndonos ver en el prójimo a uno mismo. El afán dominador es destructivo, pues todos formamos parte de esa inspiración lírica reconstructiva y, como tal, también hemos de ser dueños de sí mismos.

En consecuencia, toda atribución es deber. Cualquier progreso se impulsa, por consiguiente, mediante alianzas. Hay que romper barreras y avivar la comunión de pulsos. Necesitamos sumar esfuerzos, lejos........

© La Crónica del Quindío