No soy uribista. Es más: siempre he procurado trazar una diferencia entre el pensamiento de derecha y el uribismo, así como tampoco deberíamos confundir pensamiento de izquierda con petrismo. De hecho, es posible que, si los medios de comunicación no hubieran catapultado la carrera del actual presidente de Colombia, jamás hubiera pasado de ser un político revolucionario, utópico y narcisista, a un oligarca megalómano del progresismo radical.

En mis textos he intentado dejar claro que, en una democracia donde el pueblo es representado por los poderes elegidos mediante voto, un mandatario es apenas la punta del iceberg de un movimiento ideológico, político, económico y cultural. Ese mandatario no es un rey al que sus cortesanos deban rendir pleitesía para conservar........

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