Uno se acostaba escuchando la radio. Después de las cinco de la tarde, cuando declinaba el día y la abuela servía la comida de fríjoles y tajadas de plátano, la voz de un locutor anunciaba la llegada de Kalimán, El hombre increíble, y Solín, que arrancaban sus aventuras.

Las voces de Gaspar Ospina y de Érika Krum nos transportaban a otras regiones, donde el poder mental del protagonista era un arma letal. La radio encendía nuestros deseos de viajar y de ser otros, seres poderosos en medio de la marginalidad.

Lo mismo ocurría a las 6 de la tarde con Arandú, El príncipe de la selva y Taolamba, en las voces de Carlos de la Fuente y Fabio Camero, que lidiaban con bandidos y tigres de Bengala. La noche caía, y con ella un miedo terrible........

© La Crónica del Quindío