Muchos recordamos, con dolor, a Jaime Garzón. Su humor, contextualizado en un claro conocimiento del país, lo convirtió en un fenómeno nacional, que nos decía desde los clichés de la izquierda mamerta, adobados con vocablos bogotanos, hasta la fatal aparición de las Convivir de Uribe, que no eran otra cosa que la legalización del paramilitarismo.

Traigo a cuento a Garzón, por su legendario edificio Colombia, donde uno de sus personajes, un guachimán, recibía a los medios de comunicación para contarles las infidencias de las élites. Era irónico y sus datos mostraban las incongruencias de un cúmulo de privilegios, todos ellos derivados de un clasismo rampante.

Resulta que un hermano mío ha vivido durante años en un condominio campestre en Calarcá, de........

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