Comer en el 2050
Estoy en el año 2050. Almuerzo en la cabina número 6 del Área de Nutrición Eficiente.
La estructura, angosta como un ataúd vertical, amortigua colores, olores, sonidos y emociones. Luz blanca constante, sin parpadeo ni calor. El aire tiene la pesadez ambiental que se siente en la madrugada en un hospital infantil abandonado.
Una voz delicada y amable pronuncia mi nombre. Se abre un compartimento y en él está mi almuerzo: cápsulas de microalgas cultivadas con CO₂, proteínas de insecto, hongos adaptados al tracto digestivo y, de postre, un suplemento multivitamínico desarrollado en el biorreactor que está en órbita. No se saborea, se ingiere. La digestión está optimizada. La voracidad,........
© La Crónica del Quindío
