Con refinada tranquilidad, pero sin pausa, el actual gobierno nacional viene poniendo en práctica una astuta campaña política para conservar el poder después de 2026.

En efecto, Gustavo Petro, fiel a su talento en la oratoria y apelando a diversos actos de gobierno -la firma de un decreto o de una ley de importancia nacional- concita a su militancia y desde luego a los curiosos, a manifestaciones tumultuosas con comidas y transporte garantizado de los asistentes, que, en ciertos casos, deben ir bajo presión, como lo han denunciado algunos. Además, con un preocupante autoritarismo, obliga a la transmisión televisiva por cadenas nacionales de estos discursos de división y agresión, en los horarios familiares de mayor rating.

Es claro que la campaña política presidencial está en marcha. Ensombrecida y pausada en algunos sectores políticos, por respeto y consideración, al grave estado del precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien como todos sabemos tuvo intento de asesinato hace solo unas pocas semanas. Sin embargo, el gobierno nacional, diseña intervenciones proselitistas en las principales capitales del país, con agresión e irrespeto a las autoridades locales, como lo hizo........

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