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Aquí todo es grave y nada es importante

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monday

Pocas cosas han demostrado ser tan persistentes en la historia como la estupidez y la inmoralidad humanas. Ambas caminan de la mano, alimentándose una a la otra, pero alcanzan su forma más peligrosa cuando se instalan en los palacios del poder. No hay arma más destructiva que un político estúpido con autoridad, ni plaga más corrosiva que un dirigente inmoral convencido de su propia virtud.

La estupidez política no se mide solo por la ignorancia, sino por la soberbia con la que se ignora la realidad. Los dirigentes confunden la obstinación con el liderazgo, el espectáculo con la gestión, y la propaganda con el progreso. En su ceguera voluntaria, sacrifican el bien común en el sagrario de la conveniencia partidista. Cada decisión irresponsable, cada........

© La Crónica del Quindío