Maternar en tiempos distópicos
Tengo los senos hinchados por la leche acumulada, duelen, se sienten como si fueran a explotar. Hace dos horas que debí alimentar a mi cría. Ella está lejos, en casa, con mamá, que hace piruetas para esterilizar el biberón, calentar la leche congelada a baño María y arrullarla durante mi ausencia.
Aquí son las 10:30 a. m. y estoy en la oficina (desde hace dos semanas volví por completo a la vida productiva). Palpo mis tetas por encima del escote, parecen de piedra en lugar de grasa. Muevo el brasier, con disimulo, procurando disminuir la incomodidad.
Hay días en los que ser mamá parece una locura, una excentricidad absurda, escribo en mi libreta. Estoy sentada en el escritorio de mi lugar de trabajo. Traje mi computadora porque no recuerdo la clave del equipo de mesa y no quiero........





















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