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El negocio inmobiliario florece, pero el derecho a la vivienda se marchita

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04.11.2025

Bogotá enfrenta una de las crisis de acceso a la vivienda más graves de su historia reciente. El sueño de tener casa propia se ha vuelto inalcanzable para la mayoría de los hogares bogotanos, debido a un mercado inmobiliario desbordado que multiplica los precios de la vivienda muy por encima del crecimiento de los salarios. Esta situación ha convertido la vivienda en un bien de lujo, excluyendo a amplios sectores sociales y, en particular, a los más vulnerables, que pese a su voluntad de adquirir vivienda se enfrentan a barreras estructurales de ingreso, calidad y crédito.

A ello se suma un déficit habitacional y de calidad que no corresponde a las unidades proyectadas en el POT de Claudia López, unidades que debían materializarse en su mayoría en soluciones de Viviendas de Interés Prioritario y de Interés Social  (VIP y VIS), viviendas que, en la práctica, contienen múltiples problemas de calidad, hacinamiento y endeudamiento para las personas de escasos recursos, evidenciándose cómo prima entonces un modelo de política habitacional que prioriza la rentabilidad del sector constructor sobre el derecho constitucional a una vivienda digna.

Comprar casa propia dejó de ser una posibilidad real para la mayoría de los hogares capitalinos, no por falta de deseo, sino porque el mercado inmobiliario ha alcanzado niveles de inaccesibilidad que superan incluso los estándares internacionales de la ONU. El problema central está en que los precios crecen tres o cuatro veces más rápido que los salarios, y las familias se ven obligadas a destinar buena parte de sus ingresos a pagar arriendo, sin posibilidad de ahorrar para la cuota inicial de una vivienda........

© Kienyke