DEL TIMBO AL TAMBO
En el ejercicio intelectual de la escritura de opinión, se hace necesario surtir un proceso elemental para poder pronunciarse desde una perspectiva muy propia, pero ojalá tendiendo a la objetividad, que no es fácil de lograr y menos, cuando se opina sobre temas apasionados, apasionantes y acalorados, como los políticos y jurídicos de interés nacional. Esto pues, supone reunirse con quienes uno no está de acuerdo y consumir información y noticias en lo posible confiables que nos afectan como colombianos de bien, pero hay que hacerlo para poder dar un punto de vista. Por esta razón he querido antes de centrarme en el punto neurálgico de este editorial, iniciar con este prolegómeno registrando una reunión que tuve la semana pasada con un otrora líder guerrillero; hoy un colombiano reincorporado a la sociedad civil y que ha recuperado hace poco sus derechos políticos, gracias a que surtió el proceso judicial propio para estos efectos. Por esto puede, hoy siendo un ciudadano reencausado en el bien, elegir y ser elegido como lo establece la Carta y así mismo, aportar desde sus posturas democráticas no beligerantes, en busca de un mejor porvenir, que está muy lejos de lo que hoy vivimos, o mejor, sobrevivimos en desarrollo del desgobierno de Petro. Y digo muy lejos, porque esta persona de quien es apenas lógico que reserve su identidad, conoce muy bien y de cerca al dictadorzuelo con ínfulas imperiales y me contó muchas cosas acerca de este individuo, por tanto, esta información proviene de una fuente fidedigna y en la que se puede confiar. Me voy a anticipar diciendo que Gustavo Petro era a la guerrilla del M-19, lo que alias Popeye al Cartel de Medellín; un “lavaperros”, en uso del argot de estos bandidos. Era un tipejo sin poder de decisión, sin asiento en las mesas de ideas, sin espacio en los ambientes de debate ideológico, ni de proposición intelectual en materias originadas en la izquierda, etc. Era un miliciano sin rango ni poder, ni mucho menos posición jerárquica en la estructura; era un personaje sin influencia ni importancia, mejor dicho: un don nadie por decirlo escuetamente. Y así mismo, como fue considerado en su momento, lo consideran hoy esos........
© Kienyke
