Cabreada (a falta de mejor título)
Cabreada[1] con lo que ha ocurrido en el PSOE en los casos de acoso (laboral y/o sexual) dentro del propio partido. Enfadada con ese me too que parece que se ha detenido (o lo han detenido). Si las personas afines al PSOE se consuelan porque la derecha también parece participar de la epidemia, esto no avanzará o lo hará muy lentamente. Me ocurre lo que, a Pascal Bruckner en el magnífico El buen hijo, que siendo de izquierdas (confieso que cada vez me gusta menos esa manoseada etiqueta), «las únicas estupideces que me indignan son las de la izquierda, las demás me dejan indiferente». Aunque, como ya he dicho, estoy tentada de desertar, prefiero pensar contra mi propio campo y minarlo desde dentro.
Y de eso va mi profunda irritación. Aunque nunca he confiado en las instituciones ni en las leyes para hacer frente a este comportamiento tan masculino de abusar del poder contra las mujeres cercanas (no digamos las que no lo son), me da por pensar en cuál ha sido mi colaboración en este asunto. Siempre he afirmado, lo tengo señalado en diversos escritos, que este es un «problema estructural»:
«Difícilmente el término violencia puede definir la compleja situación de desigualdad,........





















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