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Tercer curso de la cátedra Hugo Chávez comunicador

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La idea de la comuna no nació de un decreto estatal, sino de una lectura militante. Una generación formada por guerrilleros estaba leyendo simultáneamente a Chávez y a Marx, específicamente La guerra civil en Francia, y a Mao Zedong. La conclusión fue que el objetivo máximo debía ser la comuna, convirtiendo el 23 de Enero en un París contemporáneo1

PRESENTACIÓN

EXPERIENCIAS Y LECCIONES HISTÓRICAS

LUCHA DE CLASES EN LAS COMUNAS BURGUESAS

COMUNAS CAMPESINAS, OBRERAS Y SOCIALISTAS

INDIVIDUALISMO SOCIALDARWINISTA

COMUNA BOLIVARIANA ANTIIMPERIALISTA

GOBIERNO COMUNAL DE TRANSICIÓN AL SOCIALISMO

PRIMERA PREGUNTA

SEGUNDA PREGUNTA

1.- PRESENTACIÓN

Las dos preguntas propuestas en el tercer curso de la Cátedra Hugo Chávez Comunicador son estas: 1. ¿Cómo las comunas contribuyen a la consolidación de una nueva sociedad socialista para la construcción de un modelo alternativo al capitalismo?, y 2. ¿Cuál es la importancia de cada uno de los frentes de batalla para la construcción del socialismo a nivel mundial?

El valor de estas preguntas es doble: por un lado, por la actualidad e importancia de las comunas en estos momentos de amenaza creciente del imperialismo contra Venezuela y contra Nuestramérica; y por otro lado, por el papel de las comunas en el avance al socialismo a nivel mundial precisamente cuando el capitalismo es incapaz de salir de la larga crisis que le azota desde 2007. Existe una conexión interna entre ambas pero la Cátedra ha hecho muy bien en presentarlas por este orden. El lazo teórico interno que une a las dos preguntas, no es otro que la teoría marxista de la crisis, resumida aquí hasta lo básico: las fuerzas productivas capitalistas devienen fuerzas destructivas cuando las relaciones sociales de propiedad burguesa quieren destruir el potencial liberador de las fuerzas productivas dirigidas hacia el socialismo, abriéndose una «época de revolución social»2.

Dejando de lado la superficialidad reduccionista, aislacionista y unilateral de la crisis simplemente económica, simplemente ideológica, política, energética, socioecológica, etc., es decir, la superficialidad de eso que llaman «policrisis»3, nos encontramos con que lo que se juega en la crisis genético-estructural del capital es nada menos que el avance o el retroceso del proletariado en el devenir del proceso histórico de «revolución social». No hace falta que nos extendamos aquí sobre el papel de las violencias y guerras liberadoras y opresoras en la dialéctica de la crisis, porque lo hemos tocado en los dos textos anteriores. Hoy vamos a reflexionar sobre el papel de la Comuna, con mayúscula, en ambas preguntas y sobre todo, en su conexión entre el presente y el futuro.

2.- EXPERIENCIAS Y LECCIONES HISTÓRICAS

Pensamos que la mejor forma de responder desde las necesidades presentes y futuras a las dos preguntas que nos propone la Cátedra, arriba enunciadas, es hacer primero una breve exposición de lo que significan las prácticas comunales a lo largo de la lucha de clases. Desde la imposición de la propiedad privada por las violencias y el terror, y desde el desarrollo de la lucha de clases, la consigna ‘omnia sunt communia’ o «Todo es común» aparece en la Biblia, en los Hechos de los Apóstoles, pero también en múltiples movimientos igualitaristas anteriores en la China Antigua, India, Grecia clásica, etc. Los primeros invasores europeos de Nuestramérica quedaron impresionados por la fuerte resistencia de las sociedades comunales a la imposición de la propiedad privada.

Aquí debemos extendernos un poco en las impresionantes lecciones de Nuestramérica entre otras muchas cosas en lo relacionado con una de las «almas» de la Comuna, con mayúsculas: solidaridad, ayuda y apoyo mutuo, trabajo en común y comunalidad en pos de un proyecto de libertad y justicia…entre los y las personas explotadas por encima de su origen y sexo-género:

Las fechas sobre las primeras resistencias de los esclavos son muy esclarecedoras: en 1501 se autorizó a Nicolás de Ovando, gobernador de la Española, la introducción de esclavos en esta isla, y ya en 1503 el mismo Ovando pidió que no se enviasen más esclavos negros porque se escapaban con los indios, lo que confirma la tesis de que la «comunidad de bienes» y la lucha contra la opresión unía a ambos pueblos a pesar de los miles de millas náuticas que les habían separado hasta entonces.

La primera sublevación en esta isla fue el 26 de diciembre de 1522, cuando primeramente se escaparon veinte esclavos «los más de lengua jolofe»4, iniciándose una lucha que causó varios muertos blancos y muchos negros ahorcados. También a comienzos de este siglo XVI era tan frecuente que los esclavos se echaran a la mar para buscar refugio en las montañas del Departamento Oriental de Cuba, que las autoridades españolas tuvieron que organizar expediciones para localizarlos5, de modo que el refugio en las montañas pondría en contacto a los negros rebeldes con los indios originarios.

En Cuba, por ejemplo, el malestar latente había dado el salto a acciones de resistencia ya antes de 1524, generalizándose una larga lucha de resistencia con fases de ferocidad extrema hasta 1550, cuando los indios lograron concesiones significativas. Aún y todo así quedaron algunas zonas liberadas por indios y por esclavos negros sublevados. Resulta ilustrativo que los españoles utilizaran a otros indios para reprimir a los que resistían6. Desde antiguo, las potencias invasoras hicieron lo mismo: sobornar a una parte del pueblo para aplastar a la otra, a la que no se rinde porque, según se dice: «no hay mejor cuña que la de la misma madera». Ahora mismo, en Nuestramérica este método el imperialismo lo aplica sistemáticamente, fracasando algunas veces como en Venezuela y otros países.

No debe extrañarnos que los esclavos negros se sublevaran con tanta rapidez porque «desde el principio se dieron casos» de negros alzados en las Antillas, Brasil, Panamá, Colombia, Perú, México…7. En cuanto a Cuba, los primeros esclavos negros fueron introducidos en 1511 y su primera sublevación reportada por escrito, es decir, constatada oficialmente estalló en 1533 y en 1538 se dio otra sublevación en unión con indios cubanos y yucatecos, al igual que otras acaecidas en aquella época8.

Especial atención queremos prestar a la sublevación de los esclavos en Venezuela entre finales de 1552 y la primera mitad de 1553, denominada como la sublevación del «negro Miguel» porque puede ser definida como la primera revolución venezolana con efectos subterráneos aún presentes en la identidad colectiva de este país. La autoorganización en quilombos y territorios liberados núcleos centrales de las comunas de siempre, como veremos.

La sobreexplotación de los esclavos llegó a un nivel insoportable a mediados del siglo XVI, como también había llegado a ese nivel la situación de las poblaciones indias, por lo que para finales de 1552 se realizó una alianza entre esclavos e indios jiraharas que, tras liberar amplios territorios, decretaron el fin de la esclavitud y la independencia práctica de los sublevados. Estas medidas sociales eran, en aquella época, realmente revolucionarias porque destruían las bases materiales del poder español. Además, respetaron la vida de los pequeños campesinos, comerciantes y mercaderes que les servían de abastecedores de productos imprescindibles creando lazos de complicidad que les unían frente a los españoles. Las alianzas y la unión contra las traiciones y la desunión provocada por los invasores.

La respuesta española fue salvaje y aunque aplastó a los revolucionarios, no logró borrar las enseñanzas obtenidas por los sublevados de modo que, durante las frecuentes revueltas posteriores en los siglos XVII y XVIII, los sublevados siguieron aplicando las mismas medidas9. Además de esto, la revolución del «negro Miguel» sirvió para dar cuerpo definitivo al Culto a la Reina María Lionza, producto del sincretismo religioso entre los invasores católicos y las religiones indias y africanas10. Todavía hoy, este Culto sigue activo entre sectores venezolanos formando uno de los componentes no burgueses de la identidad colectiva de este pueblo.

Desarraigados y trasladados por la fuerza bruta a otro continente, los negros no tenían más recurso identitario que sus recuerdos, y se aferraban a ellos para organizar sublevaciones colectivas, sobre todo los esclavos que habían sido criados en sociedades comunales, y a escaparse individualmente los que ya se habían formado en América11. Estas resistencias son muy meritorias ya que debían realizarse tras haber superado las medidas impuestas por los traficantes europeos para romper la identidad étnica de los esclavos, separados entren sí nada más ser apresados, juntados individualmente con otros de diferente etnia, cultura y lengua para impedir toda solidaridad, y una vez en América también se les separaba de los siervos blancos y de los indígenas, azuzándose el racismo de éstos contra los esclavos negros.

Romper la memoria colectiva del origen común, romper el proceso posterior de fusión sincrética con otras comunidades explotadas, con las y los indios y con la población blanca y mestiza empobrecida cuando no esclavizada, etc., esta estrategia del invasor ya era loada y practicada por el esclavismo grecorromano.

3.- LUCHA DE CLASES EN LAS COMUNAS BURGUESAS

No podemos extendernos en las comunas campesinas en el Alto Medievo europeo, así que vamos a centrarnos en el surgimiento de las comunas burguesas. G. Novack nos dice que: «Las comunas aparecieron en primer lugar en los centros comerciales de Italia, tales como Venecia, Génova y Pisa, que llegaron a ser independientes antes del siglo XI. Tenían amplios derechos de autogobierno. La comuna era una asociación de vecinos nobles y plebeyos dentro de los muros de la ciudad, juramentados para sostener sus instituciones y extender sus libertades colectivas. Al igual que las democracias griegas, surgieron, por lo general, como una organización revolucionaria que había arrancado su libertad al príncipe u obispo gobernante con métodos de insurrección»12.

R. Lochhead sostiene que las revoluciones burguesas comenzaron en Europa durante el siglo XII y crecieron en el siglo XIII con las luchas en las ciudades y comunas medievales, particularmente con las del norte de Italia13. En efecto, en poco tiempo las clases urbanas explotadas empezaron a adaptar esas ideas burguesas a sus condiciones sociales de modo que en poco tiempo surgían comunas populares enfrentadas a las burguesas, como sucedió en Florencia14. Simultáneamente otras revueltas en defensa de los derechos colectivos y de los recursos comunes se extendieron por Europa, destacando la revolución husita que al principio tuvo el apoyo de sectores burgueses «mediante la secularización de los bienes eclesiásticos y su entrega a los nobles locales», no por ello abandonó las reivindicaciones sociales15 defendidas por los taboritas que: «también eran revolucionarios sociales […] el establecimiento de la igualdad, del comunismo incluso, y el derrocamiento del orden social establecido eran tan importantes como la reforma religiosa»16. La consigna «Todo es común» impulsó a los movimiento revolucionarios como el de los «cavadores»17 ingleses del siglo XVII que recuperaban tierras de la nobleza, las socializaban y las volvían productivas.

4.- COMUNAS CAMPESINAS, OBRERAS Y SOCIALISTAS

Saltando ahora por encima de muchas otras experiencias internacionales de los siglos XVII y XVIII, en 1842 Marx defendió el «derecho consuetudinario»18 del pueblo a la utilización de los bienes comunales privatizados por la burguesía. Engels escribió lo siguiente en su obra Principios del Comunismo:

«Antes que nada, tendrá que quitar la explotación de la industria y de todos los ramos de la producción en general de manos de los individuos aislados y en competencia entre sí, haciendo que en cambio los explote toda la sociedad, es decir por cuenta de la colectividad, conforme a un plan colectivo […] abolirá la competencia y la sustituirá por la asociación. […] deberá abolir así mismo la propiedad privada, y su lugar será ocupado por la utilización colectiva de todos los instrumentos de producción y la distribución de todos los productos por acuerdo común, o sea por la así llamada comunidad de bienes. La abolición de la propiedad privada es, incluso, el resumen más breve y característico de la transformación de todo el orden social necesariamente emanado del desarrollo de la industria, y por ello los comunistas la destacan, con razón, como su exigencia fundamental»19.

Los derechos consuetudinarios, la comunidad de bienes, es decir, las bases irrenunciables de la Comuna, con mayúscula, ya aparecen como esenciales al marxismo desde sus primeros textos. Marx quedó admirado por la capacidad de resistencia al capitalismo de los «sistemas nacionales de producción precapitalista»20, en los que aún existían formas comunales de propiedad preburguesa. La Comuna de París de 1871 supuso la confirmación de que la humanidad ya había entrado de forma irreversible en la «época de revolución social» planteada por Marx sólo 12 años antes. Además de otras muchas lecciones que debemos extraer de la Comuna y adecuar al presente, ahora vamos a presentar sólo una de ellas de especial importancia por su innegable actualidad: « La dominación de clase ya no se puede disfrazar bajo el uniforme nacional; todos los gobiernos nacionales son uno solo contra el proletariado»21. Quiere esto decir que cualquier comuna de cualquier país será combatida de algún modo o totalmente por la burguesía en su conjunto.

El enorme impacto de la Comuna en Marx y Engels agudiza la capacidad crítica de ambos amigos porque confirmó no sólo el fracaso de las utopías, sino que abrió una fase nueva en el........

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