Consecuentes o mártires
Cuando defendemos la necesidad de mantenernos firmes frente a la represión, no son pocos quienes nos acusan de «buscar mártires». Estos reproches culpan al revolucionario represaliado en vez de poner el foco en los represores, además de sembrar la falsa ilusión de que se puede combatir la fuerte opresión sin fortaleza de principios. Nadie discutirá, ni siquiera quienes esgrimen estas acusaciones, que el objetivo de la represión es que reneguemos de la lucha y nos alejemos de esta. Por lo tanto, cuando alguien se arrepiente públicamente, legitima con ese discurso que repriman a otros al pintar la confrontación como una actitud errónea a corregir mediante un castigo represivo. Es lo que persigue y promueve el Régimen, coincidiendo con quienes en nombre de la lucha difunden que «todo o prácticamente todo vale para librarse de la represión». Por esa regla de tres, si no hay lucha, no hay riesgo de padecerla y que directamente digan que hay que quedarse de brazos cruzados. Que a veces, también lo dicen.
Defender posiciones ultra individualistas en cuestiones colectivas como la lucha y la represión, no ayuda en nada ni al avance de la primera, ni a enfrentar la segunda. Tampoco nadie pondrá en duda que cuando nos reprimen no lo hacen solo para intentar frenar a los encausados, sino también al resto propagando el terror. De ahí que tanto represaliados directos como aludidos, necesitemos unirnos para defendernos de sus agresiones con una férrea y activa solidaridad. Solo desde la consecuencia mutua se puede, como ha quedado demostrado incontables ocasiones, hacer fracasar los objetivos de los represores además de dar un impulso a la lucha. La historia está plagada de ejemplos de cómo enfrentando la represión con contundencia convirtiéndola en un revulsivo, se han debilitado y posteriormente derrotados regímenes reaccionarios, se ha elevado la conciencia y se han multiplicado las fuerzas........
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