El reformismo, pata del Estado
Si hay una característica que define al reformismo, es su lealtad al Estado capitalista. Sea en los momentos de auge político, cuando la ilusión viene acompañada de retórica incendiaria (léase Podemos), o en las etapas de reflujo y descalabro (léase Sumar), esta fidelidad sigue ahí, firme y decisiva como una espina dorsal. Su reverso no es otro que el colaboracionismo de clase.
Los reformistas pugnan por que el descontento y el sufrimiento queden canalizados dentro de marcos pacíficos e impotentes. Celebran la indignación solo cuando creen poder capitalizarla, pastoreándola por los caminos trazados por las instituciones burguesas. Aspiran a reducir la contestación política a un juego de sombras entre una izquierda y una derecha cuyas diferencias camuflan un acuerdo esencial en torno a los pilares de la sociedad de clases.
Por eso todos han corrido a tratar de dirigir la rabia ante la tragedia de Valencia hacia la inocua consigna de “Mazón dimisión”. Cuando el Estado capitalista en su conjunto demuestra su naturaleza criminal,........
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