Reflexiones sobre el problema de la vivienda y el debate actual
Comparto algunas reflexiones a raíz de la manifestación por la vivienda del pasado domingo en Madrid, y en general, en torno al debate político, mediático y social que se está desarrollando en torno al problema de la vivienda.
Está claro que el problema de la vivienda es y se percibe como uno de los principales problemas económicos. El enfado social aumenta, aunque no se traduce en un bloque de intereses que identifique de forma clara un sujeto de lucha, ni el causante ni la vía de solución.
No puede pasarnos inadvertido, tampoco, que los medios de comunicación y los partidos parlamentarios se han lanzado, cuchillo en boca, a polemizar sobre esta cuestión; la tan cacareada Ley de Vivienda y el reproche cansino de las invasiones competenciales resultan ser artefactos perfectos para el debate parlamentario. Consiguen así polarizar el debate y marcar las diferencias entre partidos –programáticamente cada vez más cercanos– en un contexto marcado por la política espectáculo; la identidad como definición política y el golpe de efecto mediático como sustitutivo de cualquier plan de reformas a medio plazo.
Todo ello puede generar una enorme nebulosa, un clima de agitación que podría ser positivo siempre y cuando se tengan unos objetivos claros y la capacidad –y voluntad– política de intervenir en esta coyuntura en coherencia con dichos objetivos. No quiero ser tildada de maximalista, de izquierdista o de cualquier otra etiqueta facilona que se aplica a quien resulta molesto en su crítica: entiendo a quienes ante un momento social así, sienten la urgencia de “surfear la ola”, de echar al aire consignas políticas que son fácilmente hegemonizables o de tomar la mano de medios y partidos que ofrecen foco y recursos; entiendo esta postura, pero creo que es legítimo y absolutamente necesario dialogar con ella. En la base de la política revolucionaria........
© Insurgente
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