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Porque, tarde o temprano, el capitalismo necesita la guerra

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08.04.2025

1. La esencia del capitalismo

La conexión entre capitalismo y guerra no es accidental sino estructural y estrecha. Aunque la literatura autopromocional del liberalismo siempre ha intentado explicar que el capitalismo, traducido como “comercio dulce”, era una vía preferencial hacia la pacificación internacional, en realidad esto siempre ha sido una flagrante falsedad. Y esto no es porque el comercio no pueda ser un medio de paz –puede serlo–, sino porque la esencia del capitalismo NO es el comercio, que es sólo uno de sus posibles aspectos.

La esencia del capitalismo consiste en un solo punto. Se trata de un sistema social idealmente acéfalo, es decir, idealmente sin liderazgo político, pero guiado por un único imperativo categórico: el aumento del capital en cada ciclo de producción.

El corazón ideal del capitalismo es la necesidad que el capital rinda, es decir, de aumentar el capital mismo. La dirección de este proceso no está en manos de la política –y mucho menos de la política democrática–, sino de los poseedores del capital, de los sujetos que encarnan las necesidades de las finanzas.

Es importante entender que el punto crucial para el sistema no es que “siempre haya más capital” en el sentido objetivo, es decir, que la cantidad de dinero aumente cada vez más; Incluso puede contraerse temporalmente. Lo que importa es que siempre debe existir la perspectiva general de un aumento del capital disponible.

En ausencia de esta perspectiva –por ejemplo, en una condición persistente de “estado estacionario” de la economía–, el capitalismo deja de existir como sistema social, porque falta el “piloto automático” representado por la búsqueda de salidas para la inversión.

El punto debe entenderse puramente en términos de PODER. En el capitalismo, una determinada clase detenta el poder y lo ostenta como la persona encargada de la gestión del capital hacia el crecimiento. Si se pierde la perspectiva de crecimiento, el resultado es técnicamente REVOLUCIONARIO, en el sentido específico de que la clase que detenta el poder debe cederlo a otros –por ejemplo a un liderazgo político impulsado por principios o ideas rectoras, como ha sido más o menos siempre el caso a lo largo de la historia (perspectivas religiosas, perspectivas nacionales, visiones históricas).

El capitalismo es el primer y único sistema de vida en la historia de la humanidad que no busca encarnar ningún ideal ni tiende a ir en ninguna dirección específica. Aquí se podría abrir una discusión interesante sobre la conexión entre capitalismo y nihilismo, pero queremos centrarnos en otro punto.

2. La «tendencia a la caída de la tasa de ganancia»

En la naturaleza del sistema está implícita una tendencia que Karl Marx examinó por primera vez con el nombre de «tendencia de la tasa de ganancia a caer». Es un proceso intuitivo. Por un lado, como hemos visto, el sistema nos exige buscar constantemente el crecimiento, transformando el capital en inversión que genere más capital.

Por otra parte, la competencia interna al sistema tiende a saturar todas las opciones de incrementar el capital, realizándolas. Cuanto más eficiente sea la competencia, más rápida será la saturación de lugares donde obtener ganancias. Esto significa que con el tiempo el sistema capitalista genera estructuralmente un problema de supervivencia para el propio sistema.

El capital disponible crece constantemente y busca usos “productivos”, es decir, capaces de generar intereses. El crecimiento del capital está vinculado al crecimiento de las perspectivas de crecimiento futuro del capital, en un mecanismo de autorreforzamiento. Es sobre la base de este mecanismo que nos encontramos en situaciones como la anterior a la crisis de las hipotecas subprime, cuando la capitalización en los mercados financieros globales era 14 veces el PIB mundial.

Este mecanismo produce la tendencia constante hacia las “burbujas especulativas”. Y este mismo mecanismo produce la tendencia a las llamadas «crisis de sobreproducción», expresión común pero impropia, pues da la impresión de que hay un exceso de producto disponible, cuando el problema es que hay demasiado producto sólo en relación con la capacidad media de comprarlo.

Constantemente, inevitablemente, el sistema capitalista se encuentra enfrentando crisis generadas por esta tendencia: masas crecientes de capital presionan para ser utilizadas, en un proceso exponencial,........

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