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Fidel eterno

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14.11.2025

Esta reflexión la tenía pendiente hace casi un año. ¿Cómo lograr encontrar la esencia entre dos discursos de Fidel que considero imprescindibles? Un artículo que leí con devoción el 1ro de Mayo, me lo dejó en claro. Todo fue más fácil (Una pelea cubana)

Fidel en dos momentos. Fidel eterno.

“Revolución es…”

Veinticinco años se cumplieron de esa frase. Un Concepto de Revolución ya de por sí inusual pues no recuerdo que Fidel volviera a citarlo posteriormente como tal. Así mismo, existen otros “conceptos” de revolución anteriores; desde el proyecto esbozado en “La Historia me Absolverá”, pasando por aquella, “Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes”.

Y no se trata de hablar específicamente del “concepto”. De por sí se le dedicó la jornada. Otros lo han hecho de manera admirable, como el artículo titulado; “Cuesta arriba”, publicado por Cubadebate. Cualquier elogio a ese texto sería nimio pues más allá de la limpieza y pasión del verbo, del contenido histórico que soporta, de la sutileza de algunos mensajes insertos; la autora nos expone dos esencias en su escrito. Espero que muchos las hayan comprendido pues, personalmente, he encontrado la guía para exponer un pensamiento que llevaba meses meditando solo después de leer:

“Fidel lo había sintetizado para nosotros, a partir de la experiencia, de la práctica revolucionaria, sin perder la coherencia en su pensamiento y la sensibilidad”.

“Quizás, por ser un cuerpo de ideas que señalan futuro a veces nos parezca difícil cumplir cada una de sus líneas y habrá hasta quienes se aferran solamente a una o dos de ellas creyendo que con “cambiar lo que debe ser cambiado” ya están cumpliendo, cuando en realidad es incoherente dejar fuera el altruismo, la modestia, la solidaridad, el internacionalismo, el humanismo y la defensa de los valores” al precio de cualquier sacrificio”.

No fueron solo la significación y sencillez de ese fragmento de aquel discurso, que lo grabaron en la Historia sino, como la autora misma plantea: “una idea que en absoluta coherencia de pensamiento retoma también en otro discurso memorable y que en noviembre tendrá ya 20 años: el del Aula Magna de la Universidad de La Habana”.

Coherencia, en esa palabra se centra todo.

Tanto el Concepto de Revolución, como el discurso del 16 de noviembre de 2005, constituyen un cuerpo teórico infaltable para cualquier comunista cubano. Solo puede aquilatarse el legado de Fidel desde una profunda convicción marxista-leninista; entendida esta como; la sumatoria de la teoría científica descrita por Marx y Engels, con el estudio y la práctica revolucionaria leninista. Quien cuestione el marxismo-leninismo está, directamente, impugnando al Comandante en Jefe y su legado. Es así de sencillo.

No puede reducirse el marxismo-leninismo de Fidel a esa caricatura que mucha propaganda ajena al ideal socialista encasilla en el “cómo” ejecutado por la dirigencia de la ex-URSS y otros países del antiguo campo socialista, en la parametración de una teoría que es inequívocamente antidogmática, dialéctica.

“¿Por qué me hice socialista? Más claramente, ¿por qué me convertí en comunista?”, preguntaría el 19 de abril de 2016.

Para entender a Fidel se debe, conceptualmente, estar claro de qué era para él; marxismo-leninismo, revolución, socialismo y comunismo, todo en uno. Cuando Fidel habla de cualquiera de estas categorías; lo hace, indefectiblemente, refiriéndose a una Revolución Socialista inspirada en la teoría y práctica marxista-leninista para la construcción del Comunismo. No de revoluciones burguesas, no de socialdemocracia, eurocomunismo, o socialismo cultural. Y antes de que alguien pueda aducir que esto es un razonamiento dogmático; el dogma en el marxismo-leninismo es, precisamente, el antidogma, pues el comunista es esencialmente dialéctico en........

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