Quiles, fascistas y antifascistas
Los amigos de los fascistas, que buscan desesperadamente limpiar su propia imagen y de paso consiguen limpiar también la de los fascistas, no han dudado en equiparar a fascistas y antifascistas, porque, dicen, ambas son expresiones violentas. Los más tímidos, que abogan por una hegemonía institucional contra el fascismo, han tildado al fascismo de simple provocación, lo que ayuda en el cometido de su blanqueamiento, pues deslegitima a los antifascistas como tontos útiles que caen en la artimaña de unos provocadores. Para estos últimos, al igual que para los amigos de los fascistas, el recurso a la violencia es inadecuado, lo que, de manera indirecta, acaba por igualar a fascistas y antifascistas.
Sin embargo, en el fascismo no hay nada de provocación. El fascismo establece una conexión de masas mediante el amedrentamiento y la irracionalidad del odio al ajeno; política que solo arraiga si vence el miedo en las filas del proletariado. Los desfiles de fascistas, la gira de Vito Quiles por las universidades y los ataques fascistas son expresiones de esa política que busca polarizar la sociedad y activar el conflicto bajo unas determinadas premisas de odio, de manera que genere una situación favorable para la extensión de las ideas fascistas. Tildar al proceder normal del fascismo como provocación, es otra manera de banalizar el fascismo.
La gira de Quiles busca agitar al elemento reaccionario y demostrar su fortaleza. No hay nada que dé mayores alas al fascismo que creerse fuerte e impune, que verse capaz de campar libremente. El fascismo busca presentarse como una alternativa fuerte, que no titubea ni duda ante las tareas........





















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