El absurdo tinglao de las casetas políticas en las ferias
Llega el verano, con sus fiestas en los barrios de las ciudades y en los pueblos, el olor a fritanga, los coches de choque y las casetas de los partidos con representación en el ayuntamiento. Durante tres o cuatro días se convierten en feriantes, en una especie de competencia desleal a los que viven de ese oficio, ya que para ellos la caseta, la luz y el agua es gratis. El sábado pasado hubo verbena en San Blas, un distrito trabajador de Madrid, en el que el PP duplicó en voto al PSOE en las últimas municipales de 2023. Atracciones, conciertos y las clásicas casetas de los partidos. Vamos a sentarnos a picar algo así que recorremos los puestos a ver cuál nos apetece más.
Vaya sorpresa nos llevamos. PP y PSOE tratando de mostrar sus diferencias en el Congreso y resulta que las casetas son intercambiables, salvo por los distintivos de cada uno. Ambos subcontratan el servicio. Cuadrilla de latinos atiende en una y en otra. En la de los populares, una bandera de España arrugada en un lateral, sobre la que está posado el pan, evidencia la falta de complicidad de la subcontrata por los valores patrióticos que defiende el partido. Aquí, la estrella de la carta es la salchipapa, una comida callejera que se cree que nació en Bolivia, muy habitual en varios países de Sudamérica. Por 9 euros hay........
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