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Por supuesto que da igual
El hartazgo llega cuando comes mucho, literal o metafóricamente. El exceso de papas con mojo, longaniza o información reta nuestro espíritu selector; estamos sometidos a una ducha escocesa de estímulos, que no suelen ser tan relajantes como ese maravilloso elemento de un spa. Nos cansan las malas noticias, por exceso, y buscamos las buenas como pececillos que boquean en río seco, pero cada semana (cada día, cada hora)........
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