La dimensión de la tragedia vivida en la Comunidad Valenciana, inabarcable para las emociones, solo confirma nuestra enorme fragilidad. La inasumible cifra de fallecidos desata demasiadas dudas e interrogantes y, especialmente, sitúa en su verdadera dimensión todas las polémicas estériles que se dan cita en este país, hoy convertido en un campo de discusión permanente. Estremecidos por las pérdidas humanas, sigue costando descubrir la activación de ese automático punto de encuentro donde la rivalidad política carece de sentido frente a la tragedia. Habrá tiempo de analizar en detalle las decisiones de unos y otros, los silencios y hasta las ausencias de sensibilidad, aunque, de partida, la solidaridad demostrada por los valencianos ya ha colocado a cada uno en su sitio. No hay duda alguna........

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