Verano, una edad sin edad
En nuestro entorno mediterráneo podría decirse que tradicionalmente el verano transcurría entre la siega del trigo y las primeras vendimias, periodo que se traslada en las ciudades al ciclo escolar, que se interrumpe, considerado ‘grosso modo’, entre las mismas fechas.
Diferentes serían las referencias que deberíamos evocar en otras geografías acunadas por el ritmo estacional. Pero aquí o allá, creo que todos sentimos que el verano es una edad sin edad de nuestras vidas, incluso una edad en nuestras emociones: un tiempo encapsulado en el que, de alguna manera, se funden los diferentes estíos vividos. Un tiempo que en realidad no transcurre, porque permanece cobijado en nuestro inconsciente, como las logias protectoras de los patios berlineses resguardaban al niño que fue Walter Benjamin, rescatado en un libro........
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