Sin vergüenza y sin honra
Contemplo con aflicción el actual desbarajuste en el ámbito del poder judicial, que ha desembocado en el aciago disenso entre el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional, por mor de las ocurrentes actuaciones de este último arrogándose el conocimiento de la voluntad del legislador y llevando a cabo una interesada revisión y rectificación de sentencias del primero con rebuscados y falaces argumentos.
No son tales los cometidos del Constitucional y desde luego no tiene entre sus competencias la de enmendar la plana al Supremo. Es una inadmisible asunción de funciones y una desleal injerencia en el trabajo de este tribunal a fuer de retorcer la ley y la jurisprudencia hasta límites inverosímiles, dictando resoluciones en contra de la doctrina establecida, borrando de un plumazo hechos fraudulentos y delitos graves de conculcación de la ley y de clara malversación, más allá del rigor exigible en estos casos y del sentido común.
Esto se explica bien por la peculiar elección de los miembros del Constitucional, procedimiento que suele forzarse de manera artera, pero que nadie se atreve a reformar (como tantas otras cosas) por no destapar la caja de Pandora con todos sus males. En la actualidad está integrado por una........© Heraldo de Aragón
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