Me acuerdo muy bien de la frase que me repetían mis padres, cuando yo todavía era un niño, con el deseo de alejarme de la holgazanería y de inculcarme la apetencia de aprender y el hábito del esfuerzo. "Trabaja, estudia, que es en tu provecho, en tu beneficio, para que te labres un porvenir y seas una persona de bien".

Es lo que escuchaba en boca de mis padres, sobre todo en la de mi madre, empeñada en que algún día pudiera desempeñar un empleo a mi gusto y alcanzar una posición social que me permitiese vivir con desahogo. Eran palabras juiciosas, sensatas, cabales, que rezumaban sentido común y un intenso amor hacia el hijo al que iban dirigidas. Dudo que ahora sean válidas, al menos tanto como lo eran entonces. No tengo claro que el aprendizaje y la cualificación profesional sean garantía de una ocupación o un puesto de trabajo estable, a salvo de la angustiante precariedad, no digamos ya bien remunerado.

Pensemos que el salario medio bruto en España es de 2.353,59 euros al mes (INE, 2024), que descontando las cargas impositivas apenas si ronda los 1.750-1.800 euros netos, cifra engañosa por cuanto es un valor medio y esconde muchas desigualdades, pero aun así cantidad muy inferior a la que se estima como un buen........

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