Así andaban las cosas hace doscientos mayos
Hace dos siglos, en mayo de 1824, mandaba en Aragón, por cuenta de Fernando VII, el capitán general Pedro Le Gallois de Grimarest, soldado bregado en el combate. Y fue tan partidario del absolutismo que, aguerrido carlista a la muerte de Fernando, murió desterrado en Filipinas.
Estaba listo para recibir a una división francesa, de las varias que venían a sostener al rey felón que había, primero, jurado y abjurado luego de la Constitución. Zaragoza, como el resto de España, estaba dividida en este punto y abundaban en ella los constitucionales, que se veían de nuevo vencidos.
El 25 de abril amaneció en el mercado un pasquín insultante para el rey, sus defensores y el clero. Aunque los guindillas lo quitaron enseguida, se armó una buena. Se organizaron cuadrillas en busca de los liberales en sus casas y escondites y "les iban sacudiendo con palos, lo que puso la cosa en bastante desorden", narra un testigo. Grimarest se personó, exigió calma y se la prometieron, pero, "a breve rato que se había marchado, volvieron de nuevo a lo mismo de lo que resultaron algunos atropellamientos, así en el Coso como en el Mercado". El intendente de Policía, que intentó apaciguarlos, resultó "insultado con palos y varas en la calle de la Hilarza –Casta Álvarez– y le fue preciso........
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