Nadie, en su sano juicio, pone una zorra a cuidar de un gallinero ni encarga la gestión de tesorería a un cleptómano. Como tampoco conviene dejar una guardería en manos de un pederasta o un bosque al cargo de un pirómano.

A nadie con dos dedos de frente se le ocurrirían semejantes ideas. Es obvio ¿no?

Pues no. No es tan obvio. Siempre hay resquicios para las contradicciones. En más de una ocasión sostenidas por la confianza o la ingenuidad. Como la del "lobito bueno al que maltrataban todos los corderos". Soñar con el mundo al revés es una licencia poética que hace pensar. E incluso deja abierta la puerta a que las brujas sean hermosas, los piratas honrados y los delincuentes convictos unas bellas personas. Cosa que también puede ser.

No hay que renunciar a la bondad intrínseca de nadie, en cualquier persona hay una luz de esperanza. ¿Incluso en Hannibal Lecter? Podrían preguntar los cinéfilos. En nuestro sistema........

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