El miedo a una guerra mundial está poniendo de moda la construcción de búnkeres. En España hay pocos. En Aragón disponemos de algunos refugios antiaéreos, destacando el del Ayuntamiento de Zaragoza, con capacidad para 1.500 personas, en la casa del director de la Azucarera, junto a la avenida de Cataluña, en Canfranc.

Algunos refugios en casas antiguas de Zaragoza se convirtieron en trasteros para los vecinos. Es muy posible que ahora los trasteros se conviertan en refugios. Los ciudadanos que vivimos en edificios que no disponen de garaje ni de trasteros tendremos que rezar en caso de que España se implique en una guerra. Un espacioso búnker en cada barrio no estaría de más. Refugios antinucleares a lo largo de la península hay en el palacio de la Moncloa, en la Base de Torrejón de Ardoz, en Talavera de la Reina, en Barcelona, en Altea (Alicante), en el Cabo de Gata (Almería), en Villa del Río (Córdoba), en Santa Úrsula (Tenerife). Un refugio antinuclear privado es para quien se lo pueda pagar, y no es extraño que en algunas urbanizaciones, igual que se instalan piscinas, se construya un búnker para los vecinos. Uno de 25 plazas viene a costar en torno a los 60.000 euros, si es para 50 personas, más de 71.000 euros, en ambos casos para empezar a hablar. No se trata de que el búnker sea simplemente un espacio más o menos grande en donde refugiarse, debe tener instalaciones para maquinaria, generadores, baterías o gasoil, renovación y filtrado del aire, agua y almacén de víveres. El precio también depende del tiempo que se pueda permanecer en él. Los hay para unas semanas,........

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