El postre de la vida
Acabamos de celebrar el Día de los Abuelos, que inventó el Padre Ángel en 1998 para redundar en el homenaje que ya veníamos celebrando el 19 de marzo y el primer domingo de mayo. Bien traído el día de San Joaquín y Santa Ana. Por festejar que no quede y miel sobre hojuelas. Pero a mi se me antoja más bien que julio es el mes de los nietos. Con los padres todavía ausentes y los niños libres, sin colegio, la tercera generación toma al asalto la casa de los abuelos y llena con su bullicio los pueblos de la Salamanca vacía, en un espejismo de pulso de vida que por igual entusiasma y agota a los yayos. Incluso aquellos que el resto del año no dan señales de vida, se hacen presentes ahora sin reservas y con estrépito. Y aunque tienden a poner patas arriba la existencia necesariamente tranquila y rutinaria de la tercera edad, sus risas y sus lloriqueos son celebrados desde lo más profundo del corazón. Sí, es sin duda la fiesta de los........
© Gaceta de Salamanca
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