Sánchez no escucha
La «normalidad institucional» es a Pedro Sánchez lo que la «finura y la elegancia» son a Koldo, el compinche de Ábalos. Digamos que son términos opuestos, incompatibles, como el agua y el fuego.
El presidente del Gobierno ha acabado con cualquier atisbo de normalidad institucional en la política española. Sánchez ha convertido la anormalidad, lo nunca visto, lo inimaginable, en su hoja de ruta, su particular santo y seña. Acciones tan anormales e increíbles como pactar con golpistas, decisiones tan contrarias a las sanas costumbres democráticas como dejar que los delincuentes redacten las leyes que les amnistían o que los terroristas y sus amigotes decidan cómo y cuándo puede actuar la policía o espectáculos como el de su retiro de cinco días para engañar a todo un país, demuestran que la normalidad y lo institucional a Sánchez le repelen.
Eso sí, cuando al señorito de La Moncloa apela a la........
© Gaceta de Salamanca
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