Dolor e indignación
Con el corazón encogido por las terribles imágenes de lo ocurrido en Valencia, navegamos entre el dolor y la indignación. Dolor porque la descomunal DANA se ha llevado por delante la vida de un centenar de españoles y ha colocado al borde de la desesperación a miles de ciudadanos que lo han perdido todo o casi todo por el empuje de las aguas. E indignación porque no podemos entender cómo a estas alturas del siglo XXI somos incapaces de prever, paliar y hacer frente con las tecnologías más modernas a este tipo de desastres.
Cuando ocurre una desgracia de estas dimensiones suelen producirse fallos en cadena. En el caso de las inundaciones de la tarde-noche del martes al miércoles, se tardó demasiado en dar la alerta. Los mensajes masivos a los móviles de las zonas afectadas los lanzó Protección Civil pasadas las ocho de la tarde, cuando AEMET había avisado del máximo nivel de alerta (roja) a primera........
© Gaceta de Salamanca
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