Famélica legión
Cuando esa copla de La Internacional ahoga la garganta de los pobres de la tierra, a mí se me pone la piel de gallina. Tal vez uno sea demasiado sensible y al oírla me arda la próstata tanto como la de don Juan ante los aromas conventuales de doña Inés. Sobre todo, maldita sea, cuando se canta aquello tan lírico de la «famélica legión». En ese punto G es donde uno llega al clímax solemne de la cosa y, en consecuencia, las lágrimas empiezan a brotar al estilo de los géiseres de Almagro, que surgieron cuando aquello del maestro Cagancho.
Además de tanta emoción musical y toda esa vaina de «ni esclavos ni dueños habrá y aquello otro del hundimiento del espíritu burgués», llega el César Visionario y levanta el puño como si tal cosa. Es entonces cuando se organiza una verdadera orgía ideológica. Sobre todo inmobiliaria y urbanística. Al parecer, nuestro líder se ha propuesto construir más viviendas sociales que Franco, es decir, por encima........
© Gaceta de Salamanca
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