Elogio del señor Joseba
Me ha parecido una bendición que los socialistas robaran a mano armada la alcaldía de Pamplona. Téngase en cuenta que Cristina Ibarrola sólo es una mujer elegante, culta, sensata, eficiente, moderna y, al mismo tiempo, de muy buena familia. O sea que no sirve para alcaldesa. Todos sabemos que el oficio de alcalde consiste, sustancialmente, en cambiar las bombillas fundidas del alumbrado, arreglar las cañerías cuando se atascan, echar cemento sobre los socavones imprevistos y asfaltar las calles antes de la Semana Santa.
De modo que no me escandalicé, como le sucedió a nuestra derecha ultramontana, anclada aún en los cuplés de la Bella Dorita, cuando de repente al rojerío se le puso en los epidídimos nombrar alcalde de Pamplona al encargado de mantenimiento, el señor Joseba, un genio en asuntos de bricolaje. Se trata de un jayán fornido, de cara caballuna, dientes de perla y unas espaldas tan anchas como el camión de los bomberos de Lecumberri.........
© Gaceta de Salamanca
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