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El CECOT de Noboa

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La construcción acelerada de la prisión el “Encuentro” en Ecuador, impulsada por el presidente Daniel Noboa, no es solo una obra de infraestructura, es un mensaje estratégico. Un mensaje contracriminal que busca revertir el eje del miedo. En lugar de que la población tema a los delincuentes, son estos quienes deben temer si rompen la ley. Esta inversión simbólica —trasladar el miedo a los agresores— es, como hemos sostenido de tiempo atrás, una de las bases de toda política de seguridad interna seria.

Noboa ha entendido esto con claridad. En 15 meses, se está levantado una cárcel de máxima seguridad en la provincia de Santa Elena, con capacidad para 800 reos, y ya ha trasladado a los primeros 300 considerados de alta peligrosidad. Lo ha hecho incluso antes de que la obra esté completamente terminada (avance al 40%, mientras en paralelo se construye otra megaprisión) porque la urgencia estratégica lo exige. Cuenta con cinco anillos de control, módulos de aislamiento, sistemas de vigilancia avanzados, y espacio aéreo completamente restringido. Los reos fueron presentados con trajes naranjas, al estilo estadounidense, reforzando el componente comunicacional de la medida. Este gesto no es menor: es parte de una narrativa de disuasión, de control, de autoridad. Es el CECOT ecuatoriano, y su impacto va más allá de lo penitenciario.

La nueva cárcel empezó a recibir reclusos después de que 31 presos murieron en un motín el pasado 9 de noviembre en el penal de Machala, en medio de un enfrentamiento entre bandas por su control. La mayoría de prisiones de Ecuador están militarizadas. "Se acabó la fiesta para ellos, se acabaron las órdenes desde las cárceles, el generar violencia y caos (...). Hoy están en celdas diseñadas para........

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