¿Es bueno tener socios?
Tener socios puede ser lo mejor que le pase a tu negocio… o lo que te arruine. He tenido varios socios a lo largo de mi vida profesional: algunos fueron multiplicadores de valor, otros simplemente no funcionaron. Y no porque fueran malas personas, sino porque no había una visión compartida, ni un diseño claro de lo que cada quien aportaría al negocio.
Muchos proyectos arrancan desde la urgencia. Falta capital, falta estructura, falta confianza en uno mismo. Y entonces aparece la idea de sumar a alguien con quien “hay química”. Pero eso no es una sociedad, es una corazonada. Y en los negocios, las corazonadas pueden salir carísimas.
Lo que aprendí con el tiempo es que el valor de un socio no se mide en lo que promete, sino en lo que sabe ejecutar. ¿Puede operar donde tú no sabes? ¿Puede tomar decisiones con criterio propio? ¿Tiene una perspectiva distinta que complemente la tuya? Si la respuesta es no, estás armando un espejo, no un equipo.
Hay otro punto que rara vez se discute, pero que define el éxito o fracaso con un socio, y es la conversación incómoda.. ¿Qué pasa si hay un desacuerdo estratégico? ¿Si uno quiere salir del negocio? ¿Si se requiere inyectar más capital? Si no estás dispuesto a tener esa charla antes de firmar, no estás listo para........
© Expansión
