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Complicidad criminal

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02.09.2025

Seguimos metidos en una serie de escenarios altamente preocupantes. Aunque el gobierno federal esté empedernido en hacernos creer que los problemas se han resuelto o ya no son relevantes, la realidad que se vive en todo el país presenta una situación muy diferente. Uno de los temas centrales radica en el control que ejercen grupos delincuenciales en gran parte del país. No es un tema menor. El solo hecho de saber que ya no es posible viajar en carreteras en horarios nocturnos o incluso en varios lugares aún de día, es clara señal de que algo no marcha bien. El incremento en homicidios y su correlativo con desaparecidos es igualmente escandaloso.

El gran cuestionamiento es que para que la situación en el país haya llegado a estos niveles de violencia solamente se explica en función de la presencia de varios componentes simultáneos. Ciertamente que hay errores que provienen de décadas, como es el hecho de haber desatado la guerra contra las drogas y la violencia subyacente a partir de 2007. Eso provocó un enorme cúmulo de problemas porque el foco de la autoridad dejó de ser el tratar un problema de salud pública con herramientas regulatorias, médicas y de prevención. En su lugar se apostó en forma radical a la depredación en base a la extirpación del mercado de estupefacientes con la fuerza bruta (replicando políticas públicas punitivas que no han tenido éxito en ningún país democrático). Las consecuencias de tal yerro las vivimos desde entonces. La estrategia fundamental no ha variado en todo este tiempo, salvo por ajustes en formas de comunicación y perspectivas en prensa.

Sin embargo, en 2018 sí se dio un cambio relevante. Esto devino del hecho de que se develó frente a todos un pacto con el sector delincuencial. A partir de ese momento y durante todo el sexenio respectivo que terminó a fines de 2024, se dijo claramente que a las bandas criminales ya no se les perseguiría de forma alguna. Ahora en vez de ejecución de la ley habría abrazos. En lugar de estado de derecho se avalaría el pacto para que a cambio de apoyo electoral se les dejaría operar. Y vaya que lo hicieron. Han venido actuando a sus anchas en básicamente todas las latitudes, impactando la vida diaria ciudadana y toda la cadena económica sin excepción significativa alguna. Y los delincuentes sí cumplieron con hostigar, presionar y vulnerar los comicios para facilitar triunfos de Morena en múltiples lugares de la nación. Un acuerdo claro y visible. Una tragedia.

Si alguien tiene duda de que ese pacto existió lo que se requiere es abrir los ojos. El anterior presidente dijo claramente que en los procesos electorales la delincuencia se portaba bien, fue más de cinco veces a Badiraguato, se bajó de su vehículo para saludar a la madre del Chapo Guzmán, pidió que a ese delincuente se le llamare por su nombre formal y no por el apodo público,........

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