¿El futuro puede afectar el presente? La ciencia dice que sí
¿Quién no ha sentido que “algo” del mañana lo empuja a decidir hoy? Hablamos de corazonadas, señales o destino: “todo pasa por algo”. La idea puede sonar mágica, pero cierto trabajo científico permite preguntarla sin caer en superstición. El reto es separar posibilidades reales de sesgos muy humanos.
Llamo a ese atajo mental heurística de retrocausalidad perceptiva: la creencia de que eventos futuros influyen en decisiones presentes, como si la mente recibiera información de lo que aún no ocurre. Es seductora porque ofrece sentido y reduce incertidumbre, pero tiene costos: alimenta sesgo de confirmación (“veo señales de lo que ya quería ver”) y facilita lecturas sesgadas de coincidencias. También fomenta fatalismo: si “ya está escrito”, ¿para qué actuar? Y puede erosionar la evidencia, sustituyéndola por intuiciones sin contraste.
En el día a día aparece cuando justificamos decisiones por “mensajes” del porvenir, o cuando líderes se sienten “protegidos” por un destino asignado. La salida no es negar la intuición, sino domesticarla con método: primero datos, luego interpretación, después prudencia. En psicología de la decisión, la “heurística de afectividad” muestra que elegimos por cómo nos hace sentir........





















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