La ‘noroñización’ de la política
Durante años, a José Rodolfo Gerardo Fernández Noroña se le veía como una anomalía: el bravucón que convertía la tribuna en ring, humillaba adversarios, exigía reverencias y hacía del insulto su gramática política. Lo que parecía un exceso individual hoy se ha convertido en método de gobierno. A ese proceso lo llamo la ‘noroñización’ de la política: normalizar el abuso, convertir la humillación en pedagogía de Estado y blindar el poder con leyes hechas a la medida de su intolerancia.
Los casos de Campeche, Sonora y Puebla son ejemplos claros de esa lógica: un medio cerrado por orden judicial y un periodista vetado de su oficio por dos años; una ciudadana obligada a disculparse públicamente durante un mes por un simple tuit crítico; y una ley que tipifica el “ciberasedio” con definiciones tan ambiguas que permiten perseguir penalmente a periodistas y activistas. Distintos escenarios, mismo patrón: el poder utilizando al Estado para acallar voces, disciplinar la crítica y sembrar miedo.
La ‘noroñización’ también se refleja en la forma en que el régimen protege a los suyos frente a acusaciones graves. Ahí está Adán Augusto López,........
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