Aranceles a los autos chinos, una espada de doble filo
La decisión de México de imponer un arancel del 50% a los vehículos eléctricos provenientes de China no es un episodio aislado, sino un reflejo de nuestra posición estratégica en un tablero global que cambia con rapidez. Durante tres décadas, la integración con la industria automotriz norteamericana aseguró inversión, empleos y acceso al mayor mercado del mundo. Hoy, esa integración amenaza con ser un límite. En la transición hacia la electromovilidad, México aparece más vulnerable que fortalecido.
El liderazgo chino en vehículos eléctricos suele explicarse por subsidios estatales y sobrecapacidad, pero la clave es su control casi absoluto de la cadena de suministro. China concentra el 78% de la producción global de baterías, controla el 70% de sus componentes y domina el refinado de minerales críticos como litio, níquel y cobalto. Su ecosistema industrial permite ciclos de innovación de dos años, frente a los cinco de fabricantes tradicionales. Esa combinación de escala, integración vertical y velocidad ha convertido a China en el marcador de tiempos de la movilidad eléctrica global.
Estados Unidos respondió con un proteccionismo extremo. En 2024 impuso un arancel del 100% a los autos eléctricos chinos y, en 2025, la administración Trump aprobó la “One Big Beautiful Bill”, que eliminó subsidios al consumidor y fondos federales para infraestructura. El resultado fue la exclusión de los competidores chinos y, de facto, la protección de Tesla, que hoy domina el 61%........
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