El líder empresarial, un arquitecto de futuros posibles
Por mucho tiempo, el paradigma dominante del liderazgo empresarial ha sido la reacción ágil. Un buen líder se ha caracterizado, entre otras habilidades, por responder con rapidez a lo inmediato, es decir, a cambios regulatorios inesperados, crisis de mercado, irrupciones tecnológicas o movimientos de la competencia. El mérito ha estado justamente en “apagar incendios” con eficiencia.
No obstante, en estos tiempos, donde lo volátil se hace cotidiano, lo incierto se multiplica y la complejidad es parte intrínseca de los negocios, depender de la reacción inmediata se vuelve insuficiente. Hoy, el liderazgo que se limita a responder al presente corre el riesgo de condenar a la organización a un ciclo perpetuo de improvisación.
El liderazgo empresarial del mañana —y, me atrevería a afirmar, del presente— no se definirá por la capacidad de reaccionar a lo inmediato, sino por la habilidad de construir futuros alternativos. La verdadera ventaja radicará en anticipar, diseñar y preparar a su organización para múltiples escenarios, incluidos aquellos que hoy parecen improbables
Desde mi punto de vista, el líder del mañana deberá ser, ante todo, un arquitecto de futuros, es decir, alguien capaz no solamente de dirigir en el presente, sino de cultivar en su organización una auténtica capacidad de anticipación. Pero ejercer este liderazgo no será cuestión de carisma o experiencia acumulada; más aún si se considera que únicamente........
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