menu_open Columnists
We use cookies to provide some features and experiences in QOSHE

More information  .  Close

Soberanía tributaria

4 5
17.05.2025

No es lo mismo, pero es igual. Una vez más, la autocracia mexicana se mira en el espejo. El gobierno de los Estados Unidos es libre y soberano al establecer gravámenes tributarios. No hace sino ejercer el soberano derecho de imponer una carga fiscal a quien percibe ingresos. Podrán formar comités y comisiones, pero sólo harán el ridículo, simple y sencillamente, no tienen argumento para evitar que la autoridad fiscal ejerza la más elemental y básica jurisdicción sobre quienes se encuentran dentro de su territorio.

No son meses, sino ya años, que en este espacio anticipamos que tarde o temprano las remesas serían gravadas fiscalmente. Sí, se trata del principal ingreso de nuestro país, y quienes lo reciben están completamente exentos, sin importar de quien se trate. No existe razón o motivo que, en justicia, legitime que quienes allá laboran no acrediten el pago de contribuciones, y que los de aquí no lo declaren. El costo político para el legislador estadunidense es cero y las ganancias para la administración serán multimillonarias. El impacto en México se sentirá gradualmente. Drásticamente, irá teniendo impacto en el consumo, sí, en el bienestar, ese, que nada tiene que ver con quien gobierna.

Hoy, podemos anticipar la respuesta que recibirán los bisoños legisladores que más allá de la frontera no tienen más que un chisguete de voz. Pronto entenderán que sus usuales balandronadas, fuera de su legislativo changarro, carecen de relevancia. Lo primero que recibirán es un reclamo por todos esos temas y asuntos en lo que se envolvieron en la soberanía nacional para evitar que el vecino obtuviera satisfacción por un sinnúmero de atropellos que, hasta hoy, viven cobijados por un gobierno displicente frente al crimen organizado.

En un país donde los sofismas y falacias tienen carta de naturalización, y la mentira es plataforma electoral y base para administrar los recursos públicos, se dice que se trata de una injusticia, dado que se impone la carga a quien ya pagó impuestos. Menuda sorpresa se llevarán algunos, cuando una parte sustantiva de los remitentes, lejos de acreditar el pago de impuestos, no puedan siquiera explicar su condición migratoria, siendo éste uno de los claros objetivos de la determinación. Acá, es preciso transparentar la recepción, y aquellos que conforme a la ley estén exentos no reportarán agravio alguno. Es tan fácil decir que se pagan contribuciones, como difícil de acreditar, cuando se forma parte de la economía informal, o peor aún, de la criminal.

Les aplicarán la receta que han venido surtiendo, y no tendrán más que guardar silencio ante lo que hoy es un impuesto de control, siendo la ruta........

© Expansión